La novela epistolar es una técnica literaria interesante, porque permite a los escritores incluyen múltiples narradores en su historia. Esto significa que la historia puede ser narrada e interpretada desde numerosos puntos de vista.
La novela epistolar que se ofrece en forma de cartas escritas por uno o más personajes y presentadas por un autor anónimo. Inspirada en los modelos clásicos, esta tradición continúa con Petrarca y se consolida como género literario con los humanistas Erasmo y Lipsio.
Este tipo de novela ofrece interesantes posibilidades, pero plantea también complicaciones derivadas del cambio del punto de vista, lo que confiere dimensión al relato y ofrece un retrato íntimo de los pensamientos y sentimientos del personaje sin que el autor interfiera en ellos. La intensidad del análisis subjetivo se ve favorecida por el anuncio de acontecimientos inmediatos. Entre los más destacados autores del género figuran el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau y el poeta y novelista alemán Goethe.
La tradición epistolar española se remonta al siglo de oro. Se observan en ella diversas modalidades temáticas dentro de la epístola en prosa (literaria, erudita, jocosa, personal, política, espiritual).
La epístola en verso cuenta con una importante producción de carácter amoroso, satírico o moral que comienza con la Epístola y la Elegía a Boscán de Garcilaso de la Vega.
El rico epistolario de Quevedo consta de unas 245 cartas cruzadas con Justo Lipsio y las principales figuras de la corte de Felipe IV. El Epistolario de Lope de Vega está compuesto en su mayoría por cartas de carácter amistoso y personal cruzadas con su mecenas el duque de Sessa.
Cabe decir también que el género epistolar es el pretexto narrativo empleado en el Lazarillo de Tormes, origen de la novela moderna.
Entre los epistolarios espirituales sobresalen por su calidad literaria las cartas de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.
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